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¿Qué ventajas tiene dejar que sea el niño quien marque el ritmo?

Esta pregunta y el tema de fijar unos ritmos surgieron durante una conversación que tuve con un padre primerizo. Él y su esposa, me dijo, estaban pensando en llevar a la cama a su bebé a las 19 horas, y se preguntaba si ello no sería demasiado temprano para el bebé. Le dije que yo ni creo necesaria, ni practico una rutina de horarios en la crianza, así que responder esta pregunta podía ser complicado para mí.

La parte más divertida de este tipo de preguntas complicadas, es que éstas nos pueden llevar a las raíces, a lo más esencial, a los pensamientos, convicciones y valores de base. Entonces, si pensáramos que estos valores e ideas preconcebidas son la respuesta a nuestras preguntas y por ello no merecen ser “repensadas”, nos estaríamos olvidando de una gran parte del todo. ¡Todavía debemos adoptar una postura al respecto!  No se trata solamente de lo que NOSOTROS pensamos o decidimos sobre ello, sino que se trata de la comunicación con el otro.

 

Muchos padres que tienen niños pequeños habrán experimentado que pocos niños se dan por satisfechos con respuestas como “todos los niños tienen que ir a la escuela” o “si vas a la cama muy tarde, mañana te sentirás mal “. El niño quiere saber por qué dices eso, cuál es la “verdad” en lo que estás diciendo. Se oponen con fuerza porque, ahora mismo, ellos no necesitan ir a la escuela o a la cama.

Con todo, lo que te están pidiendo, es que dejes la posición de “sabelotodo” y reconsideres tu forma de pensar. Y ese es un paso que los padres, a menudo, no se atreven a dar.

 

Reconsiderar algo no significa que el niño pasa a ser el que manda. Pero un padre tampoco debería imponerse con un “porque yo lo digo”, ni dejar que sea la sociedad la que dicte las normas “porque así es como se hace”. El niño pide una oportunidad justa para entender el mundo y cómo operamos en él, juntos. Y como somos una especie en continuo aprendizaje, esta es tu oportunidad de aprender junto a tu hijo y, a la vez, contribuir al cambio en la sociedad.

 

Si te dan escalofríos ante la sola idea de que sea tu hijo quien marque el ritmo en casa, entonces no hagas tu lo mismo marcándolo para él. Ellos sienten lo viven igual que tú.
La mejor forma de enseñarles es mediante tu ejemplo. Y sí, la tarea de dar ejemplo comienza desde que son solo bebés.

 

Aquí tienes un CONSEJO PARA PADRES que comparto en el entrenamiento parental: Si tienes cualquier duda respecto a la crianza, puedes aplicarle la PRIMERA VERIFICACIÓN:

 

¿SI MI ESPOSO/A, AMIGO/A O MIEMBRO DE LA FAMILIA ME HICIERA O ME DIJERA LO QUE YO ESTOY A PUNTO DE HACERLE O DECIRLE A MI HIJO, ME HARÍA SENTIR BIEN?

 

Si la respuesta es no, ¡no lo hagas ni lo digas!

Si ya lo has hecho o dicho, no importa cómo te sientas, discúlpate. Igual que querrías que tu esposo/a, amigo/a o miembro de la familia se disculpara contigo.

 

EL TIEMPO

El tiempo no existe en la vida de un niño menor de 7 años. Pueden percibir una “sensación” de que la alarma sonará pronto o pueden tener una imagen aproximada de lo que va a ocurrir cuando cuentas hasta cinco porque dices que quieres irte, pero no son capaces de comprender lo que es el pasar del tiempo. Es demasiado abstracto. Los niños viven en el aquí y ahora (¡vaya, otra cosa que podemos aprender de ellos!). No hay un ayer ni tampoco hay un mañana. “Mañana puedes invitar a alguien a dormir en casa”, para el niño sólo significa que no lo puede invitar ahora. El pánico y enfado que sigue a esa respuesta se debe a que lo ha interpretado como que no podrá hacerlo, ya que no puede ver más allá del ahora.

 

TU BEBÉ

Puedes hacer lo que desees con los ritmos de tu bebé. Siempre y cuando no se queje, todo está perfecto. ¡Es fantástico saberlo, verdad! Pero no olvidemos, la clave está en el “siempre y cuando no se queje”. El ritmo debe estar basado en las necesidades del día a día. Estas necesidades varían con cada día, incluso con cada minuto, en la vida de un bebé o un infante. El maravilloso crecer de este bebé concreto es algo que no tendrás la oportunidad de volver a ver. La naturaleza ha puesto todo de su parte para que crezcamos sanos y salvos, activos y en crecimiento. Todo lo que el pequeño necesita es una mamá y/o un papá.
¿Quieres ser esa madre o ese padre?
No es fácil debido a que no estamos acostumbrados a ello, es un horario en constante cambio, como un organismo vivo.
No eres tú contra el niño, eres tú estando allí para tu hijo: creciendo y aprendiendo juntos.
Si eres capaz de vivir de esta manera, no será el niño el que te dicte el ritmo, tampoco serás tú. Te habrás convertido en un padre o una madre capaz de ponerse en sintonía y de combinar las necesidades personales con las de su hijo.

 

La ventaja de vivir juntos es que experimentas tu maternidad o paternidad como un ser espiritual, como una oportunidad única que no puedes dejar escapar. La ventaja para el bebé es que vive en una confianza absoluta en su propia experiencia humana. El padre o madre está ahí para él. Esto inculcará una confianza fundamental en los padres (entenderán que sus necesidades son importantes) y nos permitirá proveerlos de una base sólida de autoestima. Nunca estarás “malcriando” a un niño si le das lo que la naturaleza pretendió proporcionar en sus primeros años: a ti mismo.

 

SOBRE LA SOCIEDAD

Pero, ¿qué sucede si trabajas? No podrás encargarte de tu trabajo mientras vivas así…

Esto es cierto.

Si trabajar es inevitable, entonces necesitas reunir más gente a tu alrededor, gente con quien tú y tu bebé podáis colaborar fácilmente para crear ese espacio más allá del tiempo. Personas que puedan hacerse cargo de tu rol, para que de esa manera el vínculo emocional de los primeros años no sufra. Recuerda que no lo sucedido en esta época quedará inaccesible una vez que se instale en el subconsciente del niño.

Originalmente, vivíamos en tribus. Los niños permanecían en un ambiente que les resultaba familiar, rodeados de caras, voces, sonrisas y amor. Ahora la cuestión es:
¿CÓMO PUEDES CONSTRUIR UNA TRIBU A TU ALREDEDOR?
¿QUIÉN ESTÁRÁ AHÍ PARA AYUDARTE A TI Y A TU BEBÉ?

 

UN SEGUNDO CONSEJO PARA PADRES:

TÚ ERES LA SOCIEDAD.

Si piensas que la sociedad te pide ciertos sacrificios, analiza de nuevo tus creencias al respecto. Debes saber que tú también eres parte del todo, y por ello tú eres la sociedad. Tu sociedad está en constante cambio. Si no estás feliz con tu rol dentro de ella, cámbialo. Cambiando tu rol, habrá otras partes que automáticamente cambiarán contigo.

 

Traducción por Yasmin Arbelaiz. Revisión por Fátima Oñate Padilla y Adrián Pérez.

Gracias a PerMondo y los voluntarios arriba nombrados por su ayuda traduciendo este artículo al español.

Niños que no recogen, pase lo que pase…

LA COMPLEJIDAD DE LA LIMPIEZA

Uno de los principales motivos de estrés para una madre es sentir que debe recoger todo lo que su hijo deja tirado. Cree que al niño no le importa y que no percibe el estrés que esa actitud provoca en ella.

A las madres también les preocupa que el hijo no aprenda nunca y que llegue a convertirse en un adulto desordenado.

Es un verdadero problema con el que las madres se enfrentan a menudo. ¿Por qué? Pues porque es un problema que a su vez agrupa varios problemas.

 

Por un lado, tenemos un PROBLEMA DE NECESIDADES, ya que a la madre le lleva demasiado tiempo y energía estar limpiando continuamente, y eso no le divierte.

Por otro lado, existen diversas cuestiones que lo convierten en un PROBLEMA DE VALORES, ya que la madre:

  1. siente que el niño no la comprende;
  2. piensa que al niño no le importa y que es egoísta;
  3. se siente culpable por no ser capaz de hacer que el niño limpie;
  4. teme que el niño llegue a convertirse en un adulto desordenado.

Para pedirle a un niño que coopere, es necesario ser consciente de lo que le estamos pidiendo. Resulta muy sencillo para nosotros: levantar trapos y juguetes del suelo y guardarlos en una caja, ¿no? ¿Qué puede ser más sencillo que eso?

Sólo haz lo que te digo… ¿Por qué oponer tanta resistencia?

 

LO QUE LA LIMPIEZA SUPONE PARA UN NIÑO

Limpiar no forma parte de los intereses de los niños, tampoco de su forma de ser.

A menos que se convierta en un hábito (en las guarderías, por ejemplo, se suele comienza a cantar o se hace algo como señal de que es la hora de guardar e irse a casa), limpiar puede ser algo muy difícil para un niño. El adulto siempre debe ser quien inicie y coordine la actividad.

Los niños no aspiran a tener “un cuarto limpio”. Para ellos, esto no representa ni un orgullo ni una alegría.

Sus cosas, la ropa, los juguetes y el entorno están supeditados a su imaginación/necesidades y a su moverse de un lado a otro. El juego nunca termina. Puede incluso que recoja alguno de sus juguetes pero, tan pronto como se tope con el siguiente que está en el suelo, comienza el juego otra vez. ¡Recoger significa dejar de jugar!, y hacerlo es casi imposible cuando se está programado para jugar sin parar.

 

¿ESTO CAMBIA ALGÚN DÍA?

Ver sus cosas, los juguetes, la ropa, evaluar el estado de su cuarto y limpiarlo no tiene ningún sentido hasta que llegan a una edad en que tienen actividad social y comienzan a invitar a otros niños a su cuarto. (Puede ser que hasta te pidan retirar los platos de la encimera de la cocina).

A partir de los 9 años, el juego es poco a poco reemplazado por el “proveer”.

A esa edad, es más probable que los niños reacomoden las cosas para recibir a un invitado y hasta te sorprendan limpiando su cuarto (arreglado especialmente para ti). Sin embargo, lo hacen sólo para esa ocasión, no porque disfruten de un cuarto limpio. Mi hijo mayor comenzó a ocuparse de su cuarto a los 10 años; mi hijo menor, a los 12. Ahora que son adultos, se encargan del hogar junto con sus parejas. Que un niño no se preocupe de la limpieza no significa que vaya a ser un adulto desordenado.

Cuando se quedan sus amigos a dormir, los niños de incluso tres años ya pueden querer colaborar con la preparación del cuarto y de la cama, y eso forma parte del entusiasmo y la emoción por la bienvenida, aunque sólo sea para colocar un juguete particular sobre la cama.

 

¿Y LA EMPATÍA HACIA SU MADRE?

Pensemos en un niño que debe ir al colegio, pero lo hace de mala gana. Aunque lo mencione una y otra vez, tú no tienes la posibilidad de educarlo en casa, de modo que puedes tener empatía con él, pero no puedes hacer nada para cambiar la situación. Te sientes culpable de verdad por tener que mandarlo al colegio, pero también resulta muy molesto que el niño se siga quejando. Entonces, quizás lo “ignores” o decidas escucharlo pasivamente y dejar que las quejas te entren por un oído y te salgan por el otro. Tu empatía desaparece enseguida frente a la siguiente protesta del niño porque  te sientes impotente, a pesar de que él siga mencionando lo “fácil” que sería resolver el problema quedándose en casa.

Algo parecido le sucede al niño cuando debe limpiar. Tú dices: “Sólo te pido que limpies”, y esta es la solución al problema, mientras que el niño se siente impotente, puesto que la limpieza no forma parte de ninguno de sus juegos. Ellos, entonces, sí perciben el dolor de la madre y se sienten culpables y, dado que se trata de una figura con más poder que el propio, comienzan a ocultarle cosas para evitar que se enoje (pensemos lo que ocurriría si el niño se enojara y te hiciera sentir mal cada vez que lo mandas al colegio). Como el enojo y la lástima que sientes por ti mismo son sentimientos muy desagradables para el niño, al cabo de un tiempo ya no deja que estos lo afecten. El enojo de su madre hasta puede tener efectos negativo en su desarrollo porque, al “reconocerse” como un niño desordenado, termina actuando en consecuencia y sigue necesitando ayuda para limpiar durante su vida adulta.

 

¿SIGNIFICA ESTO QUE NUNCA TE VAN A AYUDAR CON TU PROBLEMA?

Digo a propósito “tu  problema” porque, muchas veces, intentamos convertir nuestro problema de mantener la casa limpia en problema del niño. Sin embargo, como decía antes: no es problema del niño.

 

SI TENEMOS UN PROBLEMA, DEBEMOS ENFRENTARLO

En cuanto a la necesidad, puede funcionar una comunicación en tres partes mediante mensajes desde el YO, tal como se muestra en las Técnicas eficaces para padres (se menciona la urgencia real que se tiene en ese momento): “YO necesito ayuda. MIS invitados van a llegar en cualquier momento y YO quiero que la sala se vea limpia».

Como podrás imaginar, a menos que mostremos una expresión de mucho nerviosismo (debe estar a juego con lo que decimos), el mensaje entrará por un oído y saldrá por el otro, ya que está muy cargado de valor.

¿Cómo tratamos la cuestión del valor?

Para los aspectos de valor del problema:

El método de resolución de conflictos sin perdedores, que consta de seis pasos, puede funcionar a corto plazo, pero su efecto desaparece pronto, ya que limpiar representa un gran conflicto de valores. (Se debe comenzar con mensajes desde el YO, seguir con una escucha activa, definir el problema y la situación, proponer soluciones y luego negociar lo que harán las distintas partes, cuándo lo harán y de qué manera).

Dar información es el siguiente paso para fomentar una relación armoniosa entre padres e hijos.

No obstante, ¿qué tipo de información vas a dar si el niño no tiene ninguna pregunta ni interés en lo que respecta a la limpieza?

Un mensaje desde el YO puede modificar el comportamiento del niño. Sin embargo, no podrá cambiar aquello para lo que el niño está programado, de manera que la madre tendrá que repetir el mensaje, lo que llevará a los resultados que mencioné antes.

La mejor opción es DAR EJEMPLO con nuestro propio cuarto o área de trabajo. Debemos ser felices cuando limpiamos, debemos admirar y amar nuestro espacio limpio (ser congruentes y sinceros).

MODIFICAR LOS VALORES puede ser una forma de eliminar el estrés que nos provoca la necesidad de orden.

¿Por qué me estreso tanto al respecto? Todas las casas en las que hay niños tienen habitaciones desordenadas; es la prueba de que están vivos y felices; quizás incluso pongamos dos días a la semana en los que no se recoja.

¿Alguna vez nos hemos parado a pensar en la destreza que se necesita para limpiar y recoger? (De hecho, existen empresas de limpieza que lo tienen como profesión). ¿Alguna vez pensamos que los niños ADORAN desarrollar nuevas destrezas cuando se sienten atraídos hacia ellas en distintas edades, y que hasta los niños de solo un año quieren aprender a hacer cosas para las que supuestamente aún son muy pequeños?

¡Es allí donde está nuestra oportunidad para aprovechar su curiosidad natural y la forma que tienen de dominar las destrezas mediante el juego!

 

LA FORMA EN QUE LOS NIÑOS APRENDEN Y SE CUIDAN A SÍ MISMOS VA DE LA MANO CON EL CUIDADO DE LA CASA

¡Los padres somos los maestros!, así que si queremos enseñarles algo, tenemos que acompañarlos en su camino de aprendizaje.

En primer lugar, los niños aprenden a través del ejemplo: ESA ES NUESTRA OPORTUNIDAD. Debemos tener cuidado con la forma en que limpiamos. Si nuestros hijos ven que protestamos o limpiamos de mala gana, es probable que asocien limpiar con sufrir. ¿Hay algún espacio de la casa que sea nuestro y que mantengamos limpio? ¿Somos flexibles o estrictos? ¿Limpia mi pareja también o sólo yo? ¿Cómo limpiamos? ¿Juntos? ¿Separados? ¿Existen diferencias en la forma en que cada uno quiere limpiar y arreglar el hogar? ¿Lo hablamos para tratar de llegar a una solución?

Hablemos con el lenguaje del juego. ¿Podemos hacer que la limpieza sea parte de la diversión? Por ejemplo, podemos lanzar los bloquecitos tratando de meterlos en la caja, o los juguetes y las muñecas pueden transformarse en personajes que hablan con nosotros.

Entorno preparado para los niños: ¿hay espacio suficiente para guardar las cosas, canastos grandes donde quepa todo cómodamente?, sobre todo cuando tienen menos de 5 años.

A partir de las 3 semanas, dejémoslos elegir la ropa que quieren usar. Podemos ver que el bebé dirige su atención a un conjunto en particular cuando le mostramos dos prendas distintas.

Entre el primero y el segundo año de vida, permitamosles que nos ayuden cuando quieren lavar los platos, pasar la aspiradora, barrer, limpiar el baño, el espejo, colgar y doblar la ropa o sacar los platos del lavavajillas.

 

Dejemos que sean ellos quienes descubran cómo hacer las cosas, no les “enseñemos” y aconsejemos todavía, sigamos simplemente con nuestra tarea y permitamos que nos vean. Debemos ayudarles únicamente si nos lo piden. Disfrutemos de observarlos, sin hacer comentarios y sin tener miedo de que rompan nada. Es el momento para que usen su escoba y pala de juguete para acompañarnos mientras barremos el patio.

Entre los 3 y 4 años, todo tiene que ver con la atención, con crear, con decorar el cuarto. Podemos conseguir que su cuarto, o un espacio de este, le llame la atención con muebles nuevos para niños, una cama o ropa de cama nueva; podemos cambiar la pintura de las paredes y, también, elegir juntos los colores y materiales que vamos a usar.

Entre los 5 y 6 años, hablemos sobre la limpieza y de qué se trata: ¿para qué se usa el trapo?, ¿cómo lavamos un fregadero?, ¿cómo aspiramos y cómo funciona la máquina? Hagamos un recorrido por la casa (sólo una vez, a menos que pidan hacerlo más seguido), mostremos dónde nos gusta que estén las cosas y escuchemos si tienen alguna opinión al respecto. Mostremos también cómo recogemos las cosas, qué es arreglar y organizar. Juntos, podemos desordenar un cuarto a propósito y ver cómo nos sentimos (seamos sinceros y, si nos gusta, tenemos que aceptarlo; luego, le preguntamos al niño cómo se siente). Después, le pedimos que se vaya a jugar a otro lado mientras hacemos un poco de “limpieza mágica”. Cuando ya estamos listos, hacemos una gran introducción. ¿Cómo ves el cuarto?

Entre los 6 y 8 años, hablemos sobre la energía. Mencionemos el cansancio que nos generar ver todo tirado y desordenado y que pensamos mejor cuando estamos en un cuarto ordenado (¡y que no es así para todo el mundo!). Si nos interesa el feng shui, podemos hablarles sobre el tema.

Hablemos sobre la salud, las bacterias, el polvo, las sustancias químicas, la manera de lavar la ropa (dejemos que la laven alguna vez si ellos quieren). Mencionemos que, al trabajar juntos, parece que se acaba más rápido; o si preferimos hacer las cosas solos. ¿Puedo hacer algo por ti que no te guste mucho hacer, y tú haces algo en mi lugar que tampoco me guste hacer? ¿Podemos intercambiar actividades? (Yo no estoy a favor de pagarles a los niños por hacer las tareas del hogar).

Todos estos son aprendizajes importantes, así que debemos asegurarnos de dar lo mejor de nosotros cuando presentamos cada una de las tareas; después, no nos quejemos…

 

Entre los 8 y 10 años, los niños pueden elegir los colores y la pintura para decorar su propio cuarto. También, pueden decidir la distribución que quieren para sus muebles y ponerse de acuerdo en qué tan limpia quieren que esté la habitación (en mi caso, le pedí que un día a la semana sacara todo del suelo –no importaba si dejaba todo sobre la cama– para que yo pudiera pasar la aspiradora).

Ponerse de acuerdo sobre las tareas del hogar elegidas (y cambiarlas si les resultan difíciles o no les agradan).

Se deben encontrar soluciones, generar ideas para ser más eficientes y para que las tareas lleven menos tiempo (como apilar la ropa en vez de dejar todas las prendas una al lado de la otra, o crear nuevos inventos para el hogar), utilizar otras cajas para guardar, tener artículos de limpieza y establecer qué tareas son individuales o de a dos.

Se deben definir las tareas diarias, semanales, mensuales, etc.; ver si son del todo necesarias o si podríamos dejar de hacerlas todos los días; evaluar quién las necesita y para qué le sirven, y si requerimos ayuda de alguien fuera de la familia.

Lo más importante es poner en práctica todas esas ideas en el momento que creamos más propicio, evitando frases como: “La próxima vez, debería enseñarte cómo hacerlo bien” (ya que así perderíamos la oportunidad de que nos presten atención la próxima vez). No debemos echarles la culpa si se olvidaron o hicieron un “pésimo trabajo”. Continuamos sólo si ellos están de acuerdo, y siempre y cuando siga ahí la curiosidad y las ganas de ampliar sus destrezas (en ese universo del juego).

Si necesitamos ayuda inmediata, pidámosla a través de un mensaje desde el YO en tres partes.

Espero que estos consejos sirvan para desarrollar nuevas ideas. Desde luego, las actividades para las distintas edades varían según el interés que tenga el niño. Por ejemplo, puede distraerse y comenzar a jugar con el agua mientras lava los platos, quedar empapado y dejar la cocina más desordenada que si hubiésemos hecho el trabajo nosotros, ¡pero ese es el verdadero aprendizaje!

Con amor,

Cielja

 

Traducción realizada por Marina Koch Solimano y revisada por Fátima Oñate Padilla dentro de la iniciativa de traducciones gratuitas PerMondo.

Si te gustan este tipo de artículos sobre pedagogía puedes apuntarte al blog PerMondo o, si sabes inglés, echar un vistazo a la página en inglés de Cielja.

Escuela libre

¿Podemos tener una escuela libre?

La libertad para tomar tus propias decisiones, la empatía y resolución de conflictos, las técnicas para combatir el estrés y la libertad espiritual pueden aplicarse en casa pero, ¿por qué no tener está libertad en la escuela?

Cuando un niño va a la escuela, deja de poder tomar decisiones durante la mayor parte del día, incluso si se trata de sus necesidades físicas más básicas. Viven bajo el estrés constante de tener que seguir las instrucciones. Trabajan su creatividad de vez en cuando y solo cuando los profesores se lo piden. Estos también están estresados al no poder controlar a un gran número de mentes y cuerpos creativos y al tener que luchar contra cada una de sus necesidades individuales. Las escuelas se encuentran bajo presión al tener que presentar los resultados de los exámenes a los organismos oficiales locales. Los organismos oficiales locales tienen que presentar dichos resultados ante organismos oficiales nacionales y luego los resultados se comparan a nivel nacional. Por supuesto, toda esa presión llega hasta los niños.

Es hora de cambiar. Muchos niños nos dicen que están aburridos, que no aprenden nada (aunque saquen las tan difíciles matrículas de honor), nos muestran que están estresados con un comportamiento destructivo o apatía, o incluso te dicen que el sistema es ridículo.

Y por si te lo preguntabas, sí, ya a los 4 años pueden vivirlo así.

 

APRENDE LO QUE PUEDAS

El primer día que mi hijo pequeño fue a preescolar con 4 años, volvió a casa triste. Muy indignado, me dijo—: Cuando necesitas unas tijeras para cortar algo, primero tienes que levantar la mano y luego tienes que esperar y esperar y no sabes si te las darán.

 

¡Toma ya!

Tan solo tenía 4 años y cada vez que llegaba de la escuela se quejaba sobre este sistema extraño e injusto . En Holanda, donde vivíamos, el homeschooling solo era para grupos religiosos muy estrictos o niños discapacitados, así que presionada por la ley tenía que llevar a mi hijo a la escuela, cada día, sin excepción.

Ayudé en las clases tanto como se me permitía hacerlo en mi rol de padre. Incluso me permitieron hablar sobre la resolución pacífica de conflictos. Les mostré el Entrenamiento Efectivo de Profesores, ya que estaba titulada en ello.

El director le iba a echar un vistazo. Cuando nos volvimos a encontrar, me dijo que creía que era un programa interesante, pero que no podía implementarlo en la escuela. Hubiera causado un gran impacto, hubiera cambiado la escuela por completo y no podía hacerlo.

¡Vaya!

Cambiamos de escuela. De nuevo, me aseguré de ayudar en todo lo necesario para apoyar a mis hijos. Tuve la oportunidad de establecer una school-parliament (preescolar, primaria y secundaria son una misma escuela en Holanda).

Lo hice siguiendo los principios de la sociocracia (también llamada autogobierno dinámico en EE.UU.)

http://www.sociocracy.biz

Con la sociocracia los niños estaban, al menos, representados de manera igualitaria. Formé a cada clase en los 5 principios y los profesores me apoyaron. Celebramos un acontecimiento increíble cuando la escuela se unió a un concurso internacional de inventos en Nueva Zelanda para celebrar el cambio de milenio. El invento se escogió sociocráticamente. Fue una gran alegría.

A menudo, los niños se ocupaban de la escuela ellos mismos, ya que los profesores estaban “muy ocupados” y los padres no podían hacerse cargo. Cambiaron muchas cosas en ella.

Al final del año escolar hubo un cambio de directores. La nueva directora dijo que no sabía nada sobre la sociocracia y que quería empezar de manera “normal”.

¡Aaaah!

Sin embargo, mientras tanto, mi hijo continuaba quejándose y, como propuse a los demás padres que cambiáramos quejas por deseos, le dije que un día le haría una entrevista sobre el tipo de escuela en la que él y otros niños se sentirían cómodos y contentos. No tuve que decir nada más.

Empezó a hablar y hablar. Apenas me daba tiempo a apuntar lo que decía.

La zona exterior debería ser más grande que la interior.

Deberían mezclarse todas las edades.

Debería haber animales que se pudieran acariciar.

Se debería poder comer, beber y usar el baño cada vez que se necesite.

Se aprendería lo que se quisiera,

cuando se quisiera,

con quien se quisiera,

¿dónde? dentro o fuera, en cualquier lugar del edificio,

tanto y cuanto se quisiera.

En resumen, se aprende lo que se puede, lo que se quiere, lo que se descubre más allá de cualquier norma.

Buscando por internet encontré que todo esto coincidía en gran medida con el concepto de escuela libre, como la educación alternativa que se ofrecía en el Sudbury Valley school (www.sudval.org) en los Estados Unidos.

Durante los siguientes años, mi hijo mencionó que los adultos deberían confiar en que los niños están constantemente aprendiendo, pero que solo se aprende algo en particular cuando se está preparado para ello.

Cuando tenía 8 años, me dijo—: los domingos no tengo nada que hacer, ¿verdad? Entonces, ¡puedo empezar mi propia escuela los domingos!.

AY, DIOS

No pude ignorarlo durante más tiempo. Le dije que diseñara el logo y que enviaríamos cartas a sus amigos para invitarles a la escuela que imaginaba los domingos.

4 años más tarde, la escuela libre que imaginó abrió sus puertas oficialmente:

www.guuskieftschool.nl

Fue una de las primeras y pocas escuelas con educación alternativa en los Países Bajos.

Escribí un pequeños libro, Learn What you Can (Aprende lo que puedas), sobre el descontento de mi hijo con el sistema de escuela tradicional y sus ideas sobre una escuela en la que pudiera ser libre y feliz.

 

LA ESCUELA LIBRE Y ALTERNATIVA DE LAS VEGAS AL COMPLETO

La educación en una escuela o sistema alternativo ha sido, desde entonces, un tema de interés para mí. Dondequiera que te encuentres, si quieres más información, ¡escríbeme, por favor!

Estamos pensando en crear una escuela o un centro similar en Las Vegas para crecer.

 

ESCUELA Y CREATIVIDAD

–VIDEO–

Traducción por Anna Vaquero Martín. Revisión: María López Cuchillo.

Gracias a PerMondo y los voluntarios arriba nombrados por su ayuda traduciendo este artículo.

 

 

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